miércoles, 14 de abril de 2021

“Una chica normal”

La clave de la escritura de Gaby Blanco es su espontaneidad, inteligente y simple. Dos cualidades que pocas veces se unen o se retroalimentan, porque a simple análisis, son hasta contradictorias. Y mientras su nombre no identifica género, “Gaby”, Gabriel o Gabriela, su título ya la define: “una chica normal”. Así, con este juego de palabras, esta ambigüedad de personalidades y esta multiplicidad de sensaciones, sus relatos se van sucediendo. Si el primero deja filtrar hasta emociones eróticas, el siguiente desorienta por completo. Unos con otros pocas veces se unen, aunque en su totalidad sabemos que todos fueron inquietudes vividas.

Algo nos es familiar en la forma de contar de la autora. Es perdedora, pero no al extremo. Es seductora pero con baches. Nos recrea situaciones comunes pero con pensamientos ajenos para quien lo lee, entonces el momento de lectura se vuelve hasta un acto voyerista. Entramos y salimos de su cabeza, miramos y descartamos sus fotografías con la velocidad que duran sus capítulos. Si el libro tuviese al menos 20 páginas más, se agradecería. Al finalizarlo, nos sabe a poco. Faltó más, faltaron más datos, más historias, más anécdotas. Aunque su sincericidio titulado “Bonus track” nos deja una radiografía más clara de su pluma, queremos más. Si la portada del libro es su misteriosa presentación, su epílogo es un “acá estoy, esta soy yo por si hasta ahora no me descubrieron”.

“Una chica normal” se lee en una tarde, pero muchos de sus momentos quedan. Muchas oraciones parecen haber salido de nuestras experiencias, entonces es un libro que continúa un tiempo más en nuestra cabeza.

Ideal para que se preste y vuelva, con un coseguro, porque son de esos textos que dan chapa recomendarlos una y otra vez. Que demuestran que uno no se queda en lo conocido, sino que también sabe apreciar el talento independiente.

Nombre: “Una chica normal”.
Autora: Gaby Blanco.
Editorial: Paradiso.
80 páginas.

Por Mariano Casas Di Nardo