viernes, 29 de enero de 2016

“Yo, Christiane F.”

–Trece años, drogadicta–

Su biografía no será nunca un clásico de la literatura universal pero sí un libro que queda en la memoria para siempre. Y una vez que acompañamos con nuestro asombro, esos tres fatídicos años que nos describe esta pequeña de 12 años en “Yo, Christiane F.”; ya es parte de nuestra vida. Y será, además de nuestra angustia, nuestro referente a la hora de pensar o escuchar sobre los males de la droga, la prostitución, la decadencia y las adicciones.

Capítulo tras capítulo, uno desearía poder volver el tiempo atrás e intentar rescatarla de ese infierno en el que entró luego del vacío y la violencia que imperaba en su hogar, con un padre golpeador y una madre ausente por omisión. El cuadro sanguíneo (no familiar) lo completa su pequeña hermana, que lejos estaba de poder hacer algo, en el marco de ese barrio obrero de Kreutzberg, en la inmensa y fría ciudad de Berlín, en Alemania. Un libro que nos muestra como pocos, lo que significa la adicción en una persona que es superada por su entorno.

Christiane Vera Felscherinow nació en 1962 y tras un errado emprendimiento por parte de sus padres de mudarse a la ciudad de Berlín para crecer económicamente, comienza a hundirse social y económicamente. Maltratada y aislada de las bondades de su infancia, comienza a drogarse con solo doce años. Y ya con catorce años, era adicta a la heroína y se prostituía para conseguir su dosis diaria matinal. Una vida de padecimientos, pero lo interesante del relato no son las experiencias narradas sino las contradicciones de un pensamiento que pendulaba entre el desinterés por la vida y sus ansias de recuperación. Su conciencia de saberse chica y estar viviendo la peor de las prisiones. Las angustiantes reflexiones al ver cómo sus mejores amigos se iban muriendo y cómo vivía una vida de derrape adulto, mientras sus recaídas eran lógicas de un chico que se raspa jugando en la calle y llora desconsolado en la falda de su madre.

Un relato crudo y explícito de una generación europea perdida en las canciones de David Bowie, el despertar adolescente y las pocas opciones de progreso en un país hundido por la guerra fría y la división, las drogas, el alcohol, la frialdad familiar, la homosexualidad, la prostitución y el caos que genera el descontrol.

Quien lo lea, quisiera al menos transitar una tarde por la Estación del Zoo, el Paseo de las Nenas, recorrer esos baños sucios de los subterráneos del centro de Berlín o tomar al menos una cerveza en la mítica discoteca Sound, mientras se ven a todos esos fantasmas perdidos en la noche, los ácidos y la heroína.

Christiane F. tras su biografía realizada por los periodistas Kai Hermann y Horst Rieck, se convirtió en la adicta más famosa de Europa, una “Yonquiestrella” como la denominaban en los medios. El libro vendió más de cinco millones de ejemplares y se tradujo a quince idiomas. Éxito que se convirtió en película de culto en 1981, protagonizada por Natja Brunckhorst. En el 2013, escribió su segundo libro, “Yo, Christiane F. Mi segunda vida”.

Nombre: Yo, Christiane F.
Autores: Kai Hermann y Horst Rieck
Editorial: Emecé.
280 páginas.

Por Mariano Casas Di Nardo





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