–Trece años,
drogadicta–
Su biografía
no será nunca un clásico de la literatura universal pero sí un libro que queda en
la memoria para siempre. Y una vez que acompañamos con nuestro asombro, esos
tres fatídicos años que nos describe esta pequeña de 12 años en “Yo, Christiane
F.”; ya es parte de nuestra vida. Y será, además de nuestra
angustia, nuestro referente a la hora de pensar o escuchar sobre los males de
la droga, la prostitución, la decadencia y las adicciones.
Capítulo
tras capítulo, uno desearía poder volver el tiempo atrás e intentar rescatarla de
ese infierno en el que entró luego del vacío y la violencia que imperaba en su
hogar, con un padre golpeador y una madre ausente por omisión. El cuadro
sanguíneo (no familiar) lo completa su pequeña hermana, que lejos estaba de
poder hacer algo, en el marco de ese barrio obrero de Kreutzberg, en la inmensa
y fría ciudad de Berlín, en Alemania. Un libro que nos muestra como pocos, lo
que significa la adicción en una persona que es superada por su entorno.
Christiane
Vera Felscherinow nació en 1962 y tras un errado emprendimiento por parte de
sus padres de mudarse a la ciudad de Berlín para crecer económicamente,
comienza a hundirse social y económicamente. Maltratada y aislada de las
bondades de su infancia, comienza a drogarse con solo doce años. Y ya con catorce
años, era adicta a la heroína y se prostituía para conseguir su dosis diaria
matinal. Una vida de padecimientos, pero lo interesante del relato no son las
experiencias narradas sino las contradicciones de un pensamiento que pendulaba
entre el desinterés por la vida y sus ansias de recuperación. Su conciencia de
saberse chica y estar viviendo la peor de las prisiones. Las angustiantes
reflexiones al ver cómo sus mejores amigos se iban muriendo y cómo vivía una
vida de derrape adulto, mientras sus recaídas eran lógicas de un chico que se
raspa jugando en la calle y llora desconsolado en la falda de su madre.
Un relato
crudo y explícito de una generación europea perdida en las canciones de David Bowie,
el despertar adolescente y las pocas opciones de progreso en un país hundido
por la guerra fría y la división, las drogas, el alcohol, la frialdad familiar,
la homosexualidad, la prostitución y el caos que genera el descontrol.
Quien lo
lea, quisiera al menos transitar una tarde por la Estación del Zoo, el Paseo de
las Nenas, recorrer esos baños sucios de los subterráneos del centro de Berlín o
tomar al menos una cerveza en la mítica discoteca Sound, mientras se ven a todos
esos fantasmas perdidos en la noche, los ácidos y la heroína.
Christiane F.
tras su biografía realizada por los periodistas Kai Hermann y Horst Rieck, se
convirtió en la adicta más famosa de Europa, una “Yonquiestrella” como la
denominaban en los medios. El libro vendió más de cinco millones de ejemplares
y se tradujo a quince idiomas. Éxito que se convirtió en película de culto en
1981, protagonizada por Natja Brunckhorst. En el 2013, escribió su segundo
libro, “Yo, Christiane F. Mi segunda vida”.
Nombre: Yo, Christiane F.
Autores: Kai Hermann y Horst Rieck
Editorial: Emecé.
280 páginas.
Por Mariano
Casas Di Nardo
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