Un acierto
el prólogo de Horacio Verbitsky, como para darle un tinte comprometido. Esto no
es azar, esto es un trabajo de investigación, de cierta manera, autenticado por
el polémico periodista, que tanto dividió las aguas en la opinión pública en
los últimos años. Leer su prólogo, es como cortar la cinta de inauguración de
cualquier sitio, aunque claro, nada de lo que se leerá a continuación, será agradable.
Su portada
enfría. Uno queda mirando esa fotografía y piensa. Recuerda. Gesticula y niega para
sí con la cabeza. Y ya su bajada, nos adentra en el tema. “El Viscariato
castrense y los diarios del obispo Bonamín en la última dictadura” nos acerca
por completo al tema o nos aleja definitivamente. Quien escribe se acercó e
interesó por demás. Un total de cuatrocientas noventa y seis páginas que nos
lleva a esa época, a visualizar cual calendario, la presencia de los capellanes
en los centros clandestinos de detención.
A cuarenta
años del golpe de 1976, un libro que nos ensordece con los ecos de los
crímenes de lesa humanidad realizados por la dictadura militar. Lo más crudo,
son los testimonios en primera persona. Y en esas líneas, nos vuelve el frío
ese que habíamos dejado atrás con su portada.
Nombre: Profeta del genocidio.
Autor: Lucas Bilbao y Ariel Lede.
Editorial: Sudamericana.
496 páginas
Por Mariano
Casas Di Nardo
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