Muchas
veces lo importante es dar el paso. Estar convencido de lo que se hace. Y José
Viñuela lo hizo dos veces. Primero, en convencerse de que podía escribir un
libro e interesar. Y segundo, creyendo en esa historia que motivó todo y que
hizo que cada paso, lo haya llevado a donde está hoy, como un reconocido
periodista de su Resistencia natal, en la provincia de Chaco. Y como nada es
casualidad, seguramente mucho del nombre de su ciudad, forjó su personalidad.
No importa el orden de los factores, porque en teoría, la historia fue primero
y su publicación segundo; pero para el lector, el orden contrario. Saber que el
libro hay que leerlo y segundo conocer la verdad. “El Pacto” hay que descubrirlo,
porque en toda vida existe uno. Que se lleva a cabo, que queda inconcluso o que
pierde vigencia. En el caso de su autor, su eje.
“En
realidad no escribí un libro, lo que hice fue escribir una parte de mi historia
para que quede en mi familia, en mis hijos, nietos, bisnietos, tataranietos,
etc. Me imaginaba a alguien en el año 2150 encontrándose con el libro y
diciendo: “Mirá, este es un pariente nuestro que vivió en el siglo XIX”. Pero las
cosas increíbles que pasaron con quienes leyeron la primera versión del librito
lo fueron convirtiendo en otra cosa, en esto que ahora publicó Editorial
Planeta. Originalmente era un legado a mi familia”.
El
protagonista es José, quien a modo de homenaje a su abuela, cuando ella
fallece, va a conocer el pueblo en el cual se crió ella, en Italia. Segusino,
un perdido “paese” bombardeado en la Segunda Guerra Mundial, pero que sería
nodal para su vida, historia, presente y futuro. Los periplos desde su sitio de
partida hasta la casa de sus familiares, es de una lectura amena, amigable y
verídica. Quien haya viajado, lo sentirá propio. Es que José Viñuela no nos
cuenta la historia, nos abraza y nos la enseña. Como esos padres que nos
sujetan fuerte para que no nos caigamos pero igual nos hacen avanzar. Eso es
“El pacto”, esa mítica abuela, ese viaje y todas sus vicisitudes.

Dice
el propio autor sobre su trabajo: “Todas las emociones que fui sintiendo podría
decir que fue lo mejor del proceso de escritura. Fue increíble. A veces era un
nene de doce años llorando mientras escribía, otras un adolescente o un joven
que descubría tempranamente las cosas importantes de la vida. Escribirlo me
paseó por todas las emociones posibles. Y en contraposición, podría confesar
que el motivo fue lo que menos me gustó. Porque la muerte de mi hermana Paula
fue lo que siento que me “obligó” a hacerlo. Decidí escribir la historia como
una especie de terapia ante su fallecimiento”.
Como
buen periodista, hombre del medio y sobre todo, su carrera en televisión,
Viñuela es muy visual. No intenta abarcar todos los años de la vida de su
héroe, pero sí que los momentos a narrar, sean lo más coloridos y exactos
posibles; incluso con diálogos que redondean el cuadro. Recordemos que la
historia fue real y que encima, lo ciclotímico, inestable y estoico de ya
nuestro amigo, hace que la historia rumbee para lugares inusitados, como la
ciudad balnearia de Rímini y Livorno en Italia, Krefeld en Alemania; siempre
buscando al amor de su vida, que también sería señal de que todo lo hecho por
su abuela, tenía un sentido.

El
final no es inesperado, tampoco lógico, menos asombroso. Es el final que tenía
que tener para sacudirnos y alegrarnos de que no fue un libro más. Es una
historia de vida, de fe, aventuras, renunciamientos, amores pasajeros de los
que marcan. Toda la paleta de sensaciones que despertó en su autor al escribir,
y las que evidencia cada huella de nuestro protagonista, José.
Y
concluye José Viñuela: “Tenerlo terminado me resultó extraño. Una muy rara
sensación de paz, de plenitud, de elevación espiritual que aún me dura. Y desde
ya que mi plenitud sería completa si en los que leen “El pacto” despierta esperanza.
Porque esa es la palabra y el sentimiento que me gustaría que quede al final de
la lectura".
Más sobre su autor.
Nombre completo: José
Francisco Viñuela Mondín.
Edad: 50 años.
Signo: Piscis.
Lugar de nacimiento: Resistencia, Chaco.
Un escritor nacional: Carlos Ulanovsky.
Una escritora nacional: Claudia Piñeiro.
Un escritor extranjero: Og Mandino.
Una escritora extranjera: Ayn Rand.
Algo que te defina: Pasión por cada cosa que
emprendo. Amor por mi familia.